Representantes, personalidades, eminentes figuras aparecen en la escena política parlamentaria local, dispuesta a ofrecer los mejores colores y sabores nos muestran sus curriculums y talentos. Cuesta encontrar en estos días personas honestas, sencillas y capaces entre la sociedad política de la clase dominante. Populares se han vuelto los diversos casos de usura, malversación de fondos, mentiras, engaños que han venido a reafirmar posiciones sostenidas desde hace un buen tiempo: “en la clase política hay crisis y el pueblo ha sido el afectado directo”.
Esta degradación moral se ha acentuado estos últimos años. Los modos y costumbres de una sociedad política corroída y agotada se han impuesto en todo el aparato del Estado. El pituto es el canal por el cual sendas personalidades ascienden a cómodos e importantes cargos. ¿Dónde queda el pueblo en esto? ¿Cuál es su participación?
¿Qué tendremos que hacer las personas sencillas ante estas situaciones? La respuesta está en comenzar a ir resolviendo nuestras demandas básicas más próximas con nuestros vecinos, con los pobladores en nuestros sectores, partiendo con lo más sentido, lo que requiere más prontitud. La elaboración de espacios para la recreación de los niños en vacaciones, de reforzamientos estudiantiles en las poblaciones por ejemplo. Dependerá de las condiciones particulares de cada sector, pero lo que importa es comprender que no serán las personalidades ni las cúpulas partidarias que hoy disputan un puesto en la alcaldía las que resolverán nuestras problemáticas, sino que somos nosotros mismos, los hombre y mujeres comunes.
Pensar que serán las personalidades populistas locales o bien las que han transitado por el presiado puesto edil las que conseguirán cambios es seguir en la senda derrotista. No debemos desgastarnos en eso, dejémos que ellos mismos se devoren, ya vendrán nuestras conquistas como pueblo.
Debemos enmarcar el trabajo en la Creación de Círculos; espacios donde la gente se reuna a resolver la demanda más próxima, donde se encuentre, donde nos reconozcamos como los pobladores y hermanos que somos, que debemos trabajar juntos y así ir rompiendo con las costumbres pesimistas que hemos adquirido gracias a las mentiras, infamias, corrupción, desconocimiento y, simplemente, nulo compromiso con el pueblo de quienes aún dicen poder cambiar nuestras condiciones.¿No será suficiente ya dieciocho años?
Debemos enaltecer la capacidad creadora y las voluntades infinitas del poblador, de la dueña de casa, del estudiante del barrio, del profesor...del pueblo. En nuestras poblaciones encontraremos a nuestros heroes; en el barrio están, trabajando todos los días, estudiando incansablemente. Es el pueblo y no una personalidad, somos todos y no algún caudillo.
Dejemos de lado las pequeñas diferencias artificiales que nos separan, juntemosnos, reunámosnos, hablemos y decidamos cómo resolver nuestros problemas tendenciando hacia la construcción de un Movimiento del Pueblo sin la intervención de las cúpulas, sino creada y sostenida por quienes estan dispuestas a trabajar por resolverlo todo: los hombres y mujeres comunes, nosotros todos.
24 de julio de 2008
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